sábado, 27 de agosto de 2016

NACIMIENTO



Después del alumbramiento y musicalidad, de 
nuestras hijas, nuestro amigo y pediatra el doctor 
Héctor Páez Romero nos remitió al doctor 
Emilio Yunis, genetista quien además de su 
diagnóstico, se pronunció: 
-El síndrome no tiene cura y se ignora su causa, 
no hay tratamiento, ni medicina-. 
Amablemente se dirigió a Jairo y explicó:

“Es como cuando al sacar tu carro del  
garaje te chocan o chocas. Así de sencillo, 
un accidente en la vida de los tres”...

El doctor Yunis nos facilitó la comprensión de éste. 
Intuí que trataba de dar confianza a nuestro asombro, 
se esforzaba para que entendiéramos que no había 
respuesta. A nuestro silencio y expectante 
inmovilidad, nos dijo: 
“Posiblemente la niña no tenga el Síndrome de 
Down, pero yo debo colocarla dentro de un grupo 
determinado”. 
A 2016, asumo que quería consolarnos. 
Esta desconcertante y dolorosa situación, 
antes de saber lo que es el "Canto a la Vida",
solo la viven los padres.

viernes, 19 de agosto de 2016

Un deseo hecho realidad

Ya he comentado que ambas niñas fueron prematuras, 
pero no he explicado que ni el pediatra, ni el obstetra, 
se dieron cuenta que la gestación de la una y la 
otra era diferente, ocho meses para Sarita y seis 
para Susana… Al nacimiento, los médicos decían 
que era un parto de ocho meses.
Difícil creer a una madre argumentos que podían
esclarecer el caso atípico, por lo tanto callé. Los 
especialistas estaban pendientes del riesgo del 
parto y consecuencias para las tres y no de mis 
divagaciones.



Ahí…Fue cuando DIOS amoroso, cuidando de Susana, 
accedió a mi capricho de conceder mi solicitud de: 
“como estaba buscando otro hijito, 
me gustaría que fuera como él”.   

martes, 9 de agosto de 2016

Los riesgos no se determinan


En el control, “el diagnóstico reveló que se 
trataba de un embarazo gemelar con riesgo 
para los tres”; lo de dos hijos no fue nuevo 
para mí, pero la parte “del riesgo”, sí, pues 
no entendí los términos médicos del peligro 
que correríamos.

En lo único que enfatizó el doctor González 
fue que nacerían por cesárea. Causa por la 
cual hubo la necesidad de cambiar de clínica, 
nombrar médico pediatra “exclusivo”
especializado, que venía del exterior, el doctor 
Héctor Páez Romero, quien al hacerse cargo de las 
bebitas a su nacimiento, -humanamente- solo me
dijo: “una de las niñas viene muy pequeñita 
tiene las orejitas un poco más abajo”.

"La hoja del árbol no se mueve,
sin la voluntad de DIOS"
Cuando se es madre de –leche y miel- a uno no le 
preocupa el lugar de las orejas, solo es importante 
que respire y lo demás pasa a un segundo plano.
Porque, como dice el refrán: 
"No le hace que nazca chato,
con tal que respire bien".
Con lo anterior, acababa de enterarme que eran 
niñas, el sexo no se vio en la ecografía, Susana 
estaba enrolladita en sí misma y tapaba a Sarita.

Su desarrollo intrauterino no fue el común de 
los fetos, por la gestación anticipada de dos 
meses de su gemela, no había espacio para que 
Susana desenvolviera su cuerpecito y la cabecita 
no salió de entre las piernas, al punto de parecer 
“una bola”, causa por la cual se habían alertado 
los médicos.

jueves, 4 de agosto de 2016

Circunstancias forzadas de

Hospitalizaciones e incapacidades…

Al sexto control el Dr. González dijo a sus colegas, 
en junta médica, que realizadas las revisiones, 
encontraba algo raro en el embarazo, lo que dio 
–voz de alerta- para los médicos que debían dar 
el concepto sobre una “punción del líquido 
amniótico” y que el doctor Laureano Marín impidió.
Acordaron que me incapacitarían de nuevo para 
alcanzar los siete meses e inducir, o si se pasaba 
a ocho, tomarían una radiografía para saber qué 
estaba pasando con el embarazo.

A esa fecha, siete meses, se tomaron las 
precauciones correspondientes para sostener 
el máximo tiempo estudiado, hasta que se 
presentara el parto; el doctor González contaba 
el tiempo médico y yo el de la “última ovulación”.

Especulaban los médicos en esto, cuando llegó a 
Bogotá el Ecógrafo, entonces me dieron orden 
para la práctica del examen.

Me pareció largo el lapso de una semana para 
saber el resultado; abusivamente abrí el cerrado 
sobre y me enteré que mi presunción de dos hijos 
era real como lo vi en pantalla, mi hijo tendría 
DOS HERMANOS… Di gracias a Dios y lloré de 
felicidad hasta vaciar las glándulas lagrimales.

Cuando Jairo llegó a casa no le comenté el atrevido
incidente de la apertura del sobre y mucho menos 
que ya sabía que eran dos hijos. 
Mi esposo debía esperar a la confirmación del médico.

miércoles, 3 de agosto de 2016

ACEPTACIÓN


La única realidad a esa época, era aceptar a nuestra 
bebita a quien no se le besó… se le hizo una tácita 
pregunta que quedó sin respuesta. La niña no 
percibiría la angustia y el desconcierto míos. 
Necesitaba ser alimentada, más que ello, protegida 
y amada.
En nuestro caso específico, ninguno de los 
miembros de las familias mayores comentaba 
al respecto, se limitaron a demostrar amor 
y consentimiento al bebé; hacia nosotros, 
respeto y frases de apoyo, que fuimos 
              comprendiendo eran “pañitos  de agua tibia" 
              o "baños de agua rosada…”

De vez en cuando, había una que otra palabra 
de ánimo por parte de mi madre.
Con todo y la confusión…concluimos que la 
aceptación del hijo con amor, motivación constante, 
estimulación sincera educación temprana, son las 
mejores vías para que sean atendidas sus 
necesidades y respetados sus derechos.
“Consolidar la familia aunque el reto del entorno, 
se muestre casi imposible de manejar”. 
IMPORTANTE... ¡No huir!…