Ayer tarde, de camino para la misa de 6 p.m., escuché una
amable voz que alegre nos mostraba a sus niños.
Diana con entusiasmo decía:
amable voz que alegre nos mostraba a sus niños.
Diana con entusiasmo decía:
“Mira, mira, nosotros
tenemos dos, se refería a su pequeño
Samuel y a Lucía, su bebita.
Samuel y a Lucía, su bebita.
Con enorme sorpresa se detuvieron mis pasos,
eso sucede siempre que veo
un niño con el Síndrome de Susana.
Nos saludamos, cambiamos información y estaremos en contacto,
porque cuando hay comunión a este respecto surge como
una “hermandad” entre los padres y yo.
Formulé, desconcertada una pregunta, que Roberto contestó en
alimentadas palabras
de amor, que acompañaba de una sonrisa.
Susana se despidió para adelantarse a su "trabajo",
como ella denomina, acolitar la Eucaristía.
como ella denomina, acolitar la Eucaristía.
Nosotros, que ahora tenemos mucho para
compartir,
seremos parte informativa y de solidaridad, si Diana
y
Roberto lo permiten.
Gracias Señor por este
encuentro de amor.
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