El entorno inmediato de Susana ha
sido siempre
su familia tutelar,
especialmente sus dos padres
o uno, en la ausencia del otro.
Esta fue nuestra
realidad, para no dejarla en
deficientes instituciones de niños discapacitados.
De bebé, Jamás dejamos a nuestra
hija con personas
particulares. El único miembro familiar de quien
recibimos ayuda fue mi madre.
particulares. El único miembro familiar de quien
recibimos ayuda fue mi madre.
A los tres meses de nacidas, me
retiré de mi elegante,
cómodo y próspero trabajo, para criar a mis gemelas.
Ambas prematuras, la una con Síndrome de Down y la
otra con extrema
inseguridad, que la llevaba a llorar,
si no estaba sostenida en brazos y acunada, propiciándole
calor, como si reclamara atención constante de amor...
Había terminado la licencia
pos-parto, las vacaciones
pendientes de trabajo y la licencia solicitada sin
remuneración, dando espacio, suponía yo, para volver
a mi oficina; no hubo otra alternativa, sino retirarme
para dar a mis hijas la atención materna, dado su estado
y necesidad de cuidado 24 horas.
pendientes de trabajo y la licencia solicitada sin
remuneración, dando espacio, suponía yo, para volver
a mi oficina; no hubo otra alternativa, sino retirarme
para dar a mis hijas la atención materna, dado su estado
y necesidad de cuidado 24 horas.
Cerramos nuestra casa para ir a vivir a la de mi madre
primero, luego a la de una de mis hermanas; obtener
su apoyo
hasta que fuéramos a vivir a Subachoque.
Sarita caminaba, pero Susana no. Mi niña no gateo como
la mayoría de bebés, que lo hacen en rodillas y manos,
tampoco como Sarita, cuyo gateo fue de cola, Susanita
gateó en píes y manos.
la mayoría de bebés, que lo hacen en rodillas y manos,
tampoco como Sarita, cuyo gateo fue de cola, Susanita
gateó en píes y manos.
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