Hace 44 años comencé un laborioso plan para sacar a mi hija
María Angélica Susana del Síndrome de Down que acompañó su nacimiento.
Después de 42, mi intención extendida a la población universal
donde no se estuviere atendiendo a los niños, continúa viva,
fiel a la convicción de que "son educables".
Importante comprender a 2024, que para lo expuesto en cuatro décadas,
no tendrá gran novedad, sin embargo, una causa mueve mis sentimientos,
la frustración que no desaparece en algunas familias y por supuesto, en
los mismos niños que ignoran sus limitaciones.
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