8ª
entrega
“La
carta de
Amparo Villa Macías”.
…”Susanita ese lunes se fue con una sonrisa en su cara
fresca, inocente y amorosa. Con esa misma sonrisa ha regresado tres lunes más a
la oficina, para permitirnos que la calma nos visite y aprender con ella a
comunicarnos a través de un puente invisible y mágico llamado solidaridad.
El último lunes, 11 de marzo, llegué preocupada porque
no había preparado ninguna labor para ponerla a hacer, tenía algo de angustia.
Poco antes que llegara observé a mi alrededor y pensé que las cosas no eran
así. No se trata de que su presencia genere preocupación pues entonces no
estamos cumpliendo con el objetivo. Tampoco se trata de ponerla hacer alguna
cosa como por salir del paso, o de sentir pesar, puesto que sería una falta de respeto con
ella.
Cuando entró con su alegre ¡hola paro!, le pedí que compartiera
mi escritorio y le expliqué que necesitaba de su ayuda para organizarlo. Así fue, adentrándome en su calma poco a
poco fuimos abriendo nuevas carpetas, mientras yo cortaba las cartulinas y les
ponía nombre, ella iba perforando hojas para luego organizarlas una a una en
los ganchos de legajar. Cuando se fue
esa mañana, sentí mucha gratitud por su presencia y colaboración.”…
Color de hormiga
Los términos, “Solidaridad, respeto, ayuda, gratitud y
colaboración”, que Amparo aplicaba con Susana, a esta época han desaparecido en Colombia, junto con los valores humanos, especialmente en el
Gobierno, los políticos y hasta la Empresa Privada, quedado infestada la moral.
Qué es, uno solo de
éstos, por ejemplo solidaridad? Un desconocido vocablo de HOY, que antes
aprendí como: Ayuda, respaldo, apoyo, protección, favor, defensa, adhesión.
¡Comuníquense con una
EPS! Tanto los robots como los /asesores/ utilizan el mismo lenguaje, amén de
no querer escuchar a un “cliente”, así nos llaman, pues perdimos el término
“paciente”, y eso que es –calificable- la atención al usuario y si van personalmente,
porque no contestan los teléfonos, “A quejarse al Mono de la Pila”, tiempo y
gasto del transporte es perdido, dado que las señoritas de escritorio, no
escuchan por tener puestos los audífonos…
Será que una máquina o
como la llamen los tecnólogos, puede tener solidaridad?
Sigue
9ª y última entrega.